El progreso reciente “ahora está amenazado”, dijo el director del ACNUR, Filippo Grandi, y lo describió como “una tarea que no podemos permitirnos eludir”.
El llamado se produce cuando el ACNUR lanzó su Informe de educación 2021, Manteniendo el rumbo: los desafíos que enfrenta la educación de los refugiados, que destaca las historias de jóvenes refugiados de todo el mundo mientras intentan seguir aprendiendo a pesar de las interrupciones sin precedentes provocadas por la pandemia de COVID-19.
Senderos de educación para refugiados
Según los datos del ACNUR recopilados en 40 países, la tasa bruta de matriculación de los refugiados en el nivel secundario de 2019-2020 se situó en solo el 34%.
En casi todos los países, la tasa es inferior a la de los niños de la comunidad de acogida.
Si bien COVID-19 ha sido perjudicial para todos los niños, el informe señala que para los jóvenes refugiados que ya enfrentan obstáculos significativos para ingresar a la escuela, podría destruir todas las esperanzas de obtener una educación.
Los datos también muestran que desde marzo de 2019 hasta 2020, las tasas brutas de matriculación de refugiados en el nivel primario se situaron en el 68%.
La matrícula en la educación superior fue del cinco por ciento, un aumento de 2 puntos año tras año y un crecimiento que representa un cambio transformador para miles de refugiados y sus comunidades.
El aumento ofrece esperanza y aliento a los refugiados más jóvenes que enfrentan enormes desafíos para acceder a la educación, dijo ACNUR, al tiempo que advierte que, en comparación con las cifras mundiales, este nivel sigue siendo bajo.
El objetivo puede ser inalcanzable
Según el informe, la escuela secundaria debería ser una época de crecimiento, desarrollo y oportunidades, ya que aumenta las perspectivas laborales, la salud y la independencia.
También fortalece el liderazgo de los jóvenes vulnerables, reforzándolos para que sean menos propensos a ser presionados para el trabajo infantil.
Sin embargo, sin un aumento importante en el acceso a la educación secundaria, el objetivo establecido por el ACNUR y sus socios para el 15% de los refugiados matriculados en la educación superior para 2030, denominado 15by30, seguirá estando fuera de alcance.
Todos los Estados deben garantizar el derecho de todos los niños, incluidos los refugiados, a acceder a la educación secundaria y ser parte de los sistemas educativos nacionales, dijo el ACNUR, reconociendo que las naciones que albergan un gran número de personas desplazadas necesitan asistencia para el desarrollo de capacidades, incluidos materiales de aprendizaje, instalaciones para adolescentes e inversión en tecnología y conectividad para cerrar la brecha digital.