Según los informes, el ataque, que tuvo lugar cerca de la ciudad de Beni, en la inquieta provincia de Kivu del Norte, fue llevado a cabo por el grupo armado Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF).
En un comunicado de prensa emitido el lunes, los miembros del Consejo de Seguridad “condenaron en los términos más enérgicos” todos los ataques y provocaciones contra el mantenimiento de la paz de la ONU en la República Democrática del Congo (conocido por sus siglas en francés, MONUSCO).
Subrayaron que los ataques deliberados contra el personal de mantenimiento de la paz pueden constituir crímenes de guerra según el derecho internacional y pidieron a las autoridades congoleñas que investiguen rápidamente este ataque y lleven a los perpetradores ante la justicia.
Los miembros también “destacaron la importancia de que la MONUSCO tenga las capacidades necesarias para cumplir con su mandato y promover la seguridad y protección del personal de mantenimiento de la paz de la ONU, de conformidad con las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad”.
También reiteraron su pleno apoyo a la fuerza de la ONU y expresaron su profundo agradecimiento a los países que aportan tropas y policías a la misión.
Región muy volátil
Aproximadamente del tamaño de Europa occidental y rica en recursos naturales, la República Democrática del Congo ha estado plagada de violencia e inseguridad durante años, lo que ha provocado una pobreza y hambre generalizadas. También ha sufrido frecuentes brotes de enfermedades mortales, incluidas oleadas de la enfermedad del virus del Ébola (EVE), ahora complicada por la pandemia de coronavirus.
La situación en el este de la República Democrática del Congo, particularmente en las provincias de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri, es muy volátil, con enfrentamientos entre grupos armados por el control del territorio y los recursos naturales. Los civiles han sido los más afectados por el conflicto, y miles han perdido la vida en los últimos años.
La milicia de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), uno de varios grupos armados en la región, ha estado activa desde la década de 1990. Ha llevado a cabo varios ataques contra las fuerzas de seguridad y la MONUSCO, incluido un ataque en diciembre de 2017, en el que 15 efectivos de mantenimiento de la paz de Tanzania perdieron la vida y 44 más resultaron heridos.