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Ese es uno de los puntos clave que surgen del Informe Greening the Blue 2021, el primer estudio que revela el impacto que COVID-19 ha tenido en la huella ambiental del sistema de la ONU.

Al abordar el informe, el secretario general de la ONU recordó que el mundo aún enfrenta una triple emergencia: una crisis climática, una crisis de la naturaleza y una crisis de contaminación, que exige “una acción urgente y decidida de todos, en todas partes”.

“Las Naciones Unidas se comprometen a predicar con el ejemplo en la reducción de nuestra huella de carbono y medioambiental en todas nuestras operaciones en todo el mundo. Juntos, logremos un mundo sostenible, cero neto y resiliente para todos ”, dijo António Guterres.

Menos residuos y emisiones

El informe se centra en el impacto medioambiental general de más de 315.000 personas en la Sede, las oficinas exteriores y las operaciones sobre el terreno en todo el mundo. Se incluyen datos de 56 entidades del sistema de las Naciones Unidas.

En 2020, el sistema produjo aproximadamente 1,5 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente, conocido como CO2eq, una unidad basada en el potencial de calentamiento global de diferentes gases de efecto invernadero. Las emisiones per cápita rondaron las 5 toneladas de CO2eq.

Los edificios fueron el principal factor de emisiones, representando el 55% del total, seguidos de los viajes en avión, con el 32%, y el 12% de otras formas de viaje.

De las emisiones notificadas, el 99 por ciento se compensó, una forma de compensar las emisiones mediante la financiación de un ahorro de dióxido de carbono equivalente en otros lugares.

Tendencias

El informe también incluye, por primera vez, líneas de tendencia de emisiones, entre 2016 y 2020.

En general, ya se estaba produciendo una reducción en todo el sistema de la ONU, antes de los cambios que ocurrieron debido a la pandemia.

En términos de residuos, el promedio generado en 2020 fue de 396 kg por persona, incluidas las misiones de mantenimiento de la paz y políticas especiales, donde el personal está destinado a tiempo completo. Si se excluyen, el desperdicio promedio fue de 184 kg por persona.

Estas cifras representan una reducción de 61 kg por persona y 43 kg por persona, respectivamente, a partir de 2019.

Para 2020, el consumo medio de agua fue de 38 m3 por empleado de la ONU, por año, una reducción de 11 m3 con respecto al año anterior.

Impactos de COVID-19

En general, señala el informe, todavía había una cantidad sustancial de trabajo que solo podía realizarse en persona y requería instalaciones físicas y tecnologías físicas.

Según la publicación, la pandemia “destacó la oportunidad que tiene el sistema de la ONU de revisar sus modalidades de trabajo y viajes y acercarse a los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones que se ha fijado para 2030”.

El informe anual proporciona datos sobre las áreas de impacto ambiental y las funciones de gestión identificadas en la Estrategia para la Gestión de la Sostenibilidad en el Sistema de Naciones Unidas 2020-2030, Fase I: Sostenibilidad Ambiental en el Área de Gestión.



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