Según la agencia, los recién llegados a Chad informaron haber huido de enfrentamientos, así como de saqueos, extorsiones y otros actos de violencia a manos de grupos rebeldes. La mayoría de los desplazados eran de las regiones de Kaga-Bandoro, Batangafo y Kabo de la República Centroafricana.
El portavoz del ACNUR, Babar Baloch, dijo que para llegar a Chad, la gente tuvo que vadear hasta los hombros a través del río Grande Sido, que fluye a lo largo de la frontera entre Chad y CAR, algunos con sus escasas pertenencias en la cabeza.
“Los refugiados ahora están asentados en la aldea de Gandaza y la ciudad fronteriza de Sido, aunque algunos tienen que recurrir a cruzar de regreso a la República Centroafricana para encontrar comida o rescatar lo poco que queda de sus propiedades”, agregó.
La violencia estalló en toda la República Centroafricana después de las controvertidas elecciones de diciembre pasado, con elementos armados aliados con el ex presidente François Bozizé atacando varias ciudades y pueblos. Cientos de miles de personas fueron desplazadas dentro del país y hacia los vecinos.
Chad alberga actualmente cerca de 11.000 del total de 117.000 refugiados centroafricanos que también huyeron a Camerún, la República Democrática del Congo (RDC) y la República del Congo (ROC) a raíz de la violencia postelectoral.
Crisis humanitaria de larga data
La afluencia se desaceleró considerablemente desde mediados de marzo después de que las fuerzas gubernamentales y sus aliados recuperaron la mayoría de los bastiones rebeldes, dijo ACNUR. La tregua permitió que unas 37.000 personas, anteriormente desplazadas internamente (PDI), regresaran a sus zonas de origen, que ahora necesitan ayuda para reconstruir sus vidas, agregó.
Aproximadamente del tamaño de Francia, la República Centroafricana ha estado plagada de conflictos e inseguridad durante años.
Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), alrededor de 2,8 millones de personas en la República Centroafricana (el 57 por ciento de la población) necesitan asistencia humanitaria y protección. La situación se ha complicado aún más por la pandemia de coronavirus, con un aumento del hambre, pérdida de medios de vida, cierre de escuelas y un aumento reportado de la violencia contra mujeres y niños.