A fines del mes pasado, el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) registró 785 personas, incluidas 177 mujeres y 50 niños, que habían muerto o desaparecido este año.
Frank Laczko, Director del Centro de Análisis de Datos de Migración Global de la OIM señaló que las cifras reales probablemente sean mucho más altas.
“Se cree que los naufragios invisibles, en los que no hay supervivientes, son frecuentes en esta ruta, pero son casi imposibles de verificar”, dijo.
Agosto mortal
Agosto fue el mes más mortífero en términos de muertes documentadas, con 379 vidas perdidas, lo que representa casi la mitad del número total de muertes registradas este año, según la OIM.
Estas cifras revelan un aumento del doble en comparación con las muertes registradas durante el mismo período del año pasado, cuando unas 320 personas perdieron la vida en la Ruta África Occidental-Atlántico.
Las muertes de migrantes se disparan
En todo 2020, se registraron 850 muertes de migrantes en esta ruta, la mayor cantidad documentada de vidas perdidas en un solo año desde 2014, cuando la OIM comenzó a recopilar datos.
Incluso cuando se informa que los barcos están en peligro, es difícil determinar el número de vidas perdidas.
En los primeros ocho meses de este año habían llegado a Canarias 9.386 personas por vía marítima, un 140% más que en el mismo período de 2020 (3.933).
Días mortales en el mar
Los testimonios de los sobrevivientes han indicado que estos viajes son cada vez más riesgosos.
Uno de los siete sobrevivientes de un barco que transportaba 54 pasajeros que estuvo a la deriva durante dos semanas, antes de zozobrar cerca de la costa de Mauritania a mediados de agosto, dijo a la OIM que después de tres días en el mar, su motor se perdió y se quedaron sin comida y agua. .
“La gente ya comenzaba a morir”, dijo el sobreviviente, al describir los cuerpos arrojados al mar para aligerar la carga del bote, para evitar que todos murieran.
“Había gente que parecía que se había vuelto loca, a veces se mordían, gritaban y se tiraban al mar”, agregó.
Sin rastro
Los informes de restos que llegan a la costa a lo largo de la costa atlántica o que con frecuencia quedan atrapados en las redes de arrastre de los barcos pesqueros, son otros indicios de “naufragios invisibles”.
Había gente que parecía que se había vuelto loca, a veces se mordían, gritaban y se tiraban al mar – Sobreviviente
En el primer semestre de 2021, la organización de la sociedad civil española Caminando Fronteras, estimó que 36 embarcaciones que se dirigían a Canarias desaparecieron sin dejar rastro.
“La falta de esfuerzos concertados para recuperar los restos de migrantes en esta y en todas las rutas significa que cientos de familias quedan desconsoladas”, dijo el Sr. Laczko.
Se necesita una respuesta integral
El conflicto y la pobreza, exacerbados por las medidas para contrarrestar la pandemia de COVID-19, junto con los canales de migración regulares limitados, continúan obligando a las personas a emprender viajes extremadamente peligrosos en el mar.
“Poner fin a esta insensata pérdida de vidas en todas las rutas de migración marítima a Europa requiere una respuesta integral, mejores capacidades de búsqueda y rescate dirigidas por el Estado y vías para una migración segura, ordenada y regular”, afirmó el funcionario de la OIM.