Enfrentarse a situaciones peligrosas debido a crisis, conflictos e inestabilidad, es un trabajo común en el campo como miembro del personal de la ONU, y este año, cuando la Organización celebra su 75 aniversario, la pandemia COVID-19 ha creado una “agitación sin precedentes”.
Sin embargo, “en todo el mundo, especialmente en los contextos más frágiles, la bandera azul de las Naciones Unidas simboliza la esperanza”, subrayó el jefe de la ONU.
“Esa esperanza es parte del legado de los colegas que lloramos hoy”, dijo Guterres. “Pagaron el máximo sacrificio para que otros pudieran esperar días mejores”.
Hacer una promesa
El jefe de la ONU dijo a los participantes que él es “muy consciente” de su responsabilidad con aquellos que murieron mientras servían, junto con sus familias y seres queridos, y con “todo el personal de la ONU” que sirve en entornos inestables y peligrosos, donde “uno la muerte es demasiado “.
Como tal, se comprometió a “continuar garantizando que nuestra Organización revise y mejore constantemente nuestras prácticas relacionadas con la seguridad y el cuidado del personal”.
“Cuando nuestros colegas pagan el máximo sacrificio, es nuestro deber honrarlos y apoyar a sus familias”, subrayó el Sr. Guterres.
Antes de pedir un momento de silencio para quienes sacrificaron sus vidas, instó a todos a “honrar la memoria de nuestros colegas caídos volviendo a comprometernos con la noble causa de promover la paz, la prosperidad y las oportunidades para todos, en todas partes, para las generaciones venideras” .
Sirviendo con valor
La Presidenta del Sindicato del Personal de las Naciones Unidas, Patricia Nemeth, también habló durante la conmemoración en línea, señalando que los que murieron en el servicio fueron “impulsados únicamente por el deseo de ayudar a los más vulnerables a tener esperanza, construir un futuro mejor y garantizar que todos puedan disfruta la vida, la libertad, la dignidad, la paz, la seguridad y la justicia “.
“El servicio que brindan los miembros del personal dentro de las Naciones Unidas es más que un simple trabajo”, explicó. “Es un llamado para nosotros, ya que queremos servir a los ideales de la Organización, asegurando un futuro más brillante para toda la raza humana”.
Al señalar que 77 colegas habían muerto en el último año, agregó que “año tras año nuestra Organización sufre otra pérdida, un tipo diferente de pérdida, y eso es una pérdida de inocencia para las Naciones Unidas”.
“Es por eso que, en este día, recordamos nuestra sagrada obligación para aquellos que hicieron el último sacrificio para que podamos seguir viviendo nuestras vidas y hacer nuestro trabajo”, explicó la Sra. Nemeth. “Les debemos terminar la tarea por la que estos hombres y mujeres han dado sus vidas”.