El terremoto de agosto se produjo cuando el país ya se estaba recuperando de años de subdesarrollo y una crisis política, derivada del asesinato a principios de julio del presidente Jovenel Moïse.
Unos 4,4 millones de personas, casi el 40 por ciento de la población, se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda, según la agencia de asuntos humanitarios de la ONU, OCHA.
Sin embargo, se necesitan fondos con urgencia y la ONU ha lanzado un llamamiento por 187,3 millones de dólares para ayudar a las personas a comenzar a reconstruir sus vidas.
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