PARÍS: Más de 100.000 personas en Francia protestaron el sábado por lo que dicen son planes del gobierno para restringir aún más los derechos de los no vacunados, días después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometiera “cabrear” a quienes se negaran al jab.
La participación fue cuatro veces mayor que las cifras que respondieron a la convocatoria de protesta del 18 de diciembre, cuando 25.500 personas marcharon por todo el país, según estimaciones del gobierno.
Las protestas se oponen a una ley planificada que requerirá que las personas demuestren que están completamente vacunadas contra el coronavirus antes de poder comer fuera, viajar en trenes interurbanos o asistir a eventos culturales.
El jueves, la cámara baja del parlamento de Francia aprobó el controvertido proyecto de ley en una primera lectura. El gobierno ha dicho que espera que los nuevos requisitos se implementen antes del 15 de enero, aunque los legisladores del Senado ahora podrían retrasar el proceso.
Funcionarios del Ministerio del Interior dijeron que 105.200 personas participaron en las protestas del sábado en Francia, 18.000 de ellas en la capital, París, donde la policía reportó 10 arrestos y tres oficiales levemente heridos.
En otros lugares hubo 24 arrestos y siete policías con heridas leves según el ministerio.
Entre las manifestaciones más grandes, alrededor de 6.000 manifestantes acudieron a Toulon, mientras que en Montpellier la policía utilizó gases lacrimógenos durante los enfrentamientos con los manifestantes.
Francia registró 303,669 nuevos casos de coronavirus el sábado en medio de una creciente presión sobre los hospitales.
Los manifestantes de París, muchos de ellos desenmascarados, desafiaron el frío y la lluvia blandiendo pancartas con la palabra “verdad” y “No a los pases de vacunas”.
Otros apuntaron a Macron, usando el mismo lenguaje grosero que empleó en su ataque a las personas que se oponían a la vacunación a principios de semana.
Macron dijo el viernes que apoya plenamente los controvertidos comentarios que hizo el martes, cuando prometió “cabrear” a las personas que no estén vacunadas contra Covid-19 hasta que acepten las inyecciones.
El lenguaje terrenal y el enfoque intransigente provocaron alboroto en los medios franceses y de los oponentes.