COLOMBO: La policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a miles de estudiantes que intentaban asaltar la casa del presidente de Sri Lanka el domingo mientras el gobierno ofrecía una rama de olivo a los manifestantes que exigían su renuncia.
Los escuadrones antidisturbios utilizaron cañones de agua seguidos de gases lacrimógenos, mientras los manifestantes derribaban barricadas de hierro amarillo en una carretera que conducía a la residencia oficial del presidente Gotabaya Rajapaksa en Colombo.
Cerca de allí, miles de hombres y mujeres se manifestaron el domingo por 51° día consecutivo frente a la oficina frente al mar de Rajapaksa, exigiendo que dimita debido a la peor crisis económica del país desde la independencia.
El primer ministro Ranil Wickremesinghe apareció en la televisión nacional el domingo por la noche ofreciendo a los jóvenes manifestantes una mayor participación en la forma en que se administra el país.
“Los jóvenes piden un cambio en el sistema existente”, dijo Wickremesinghe, al presentar planes para 15 comités que trabajarían con el parlamento para decidir las políticas nacionales.
“Propongo nombrar a cuatro representantes de la juventud en cada uno de los 15 comités”, dijo, y agregó que podrían ser seleccionados entre los manifestantes actuales.
Wickremesinghe no es del partido de Rajapaksa, pero se le asignó el cargo después de que el hermano mayor del presidente, Mahinda, renunciara como primer ministro el 9 de mayo después de semanas de protestas, cuando ningún otro legislador accedió a intervenir.
Wickremesinghe es el único representante parlamentario del Partido Nacional Unido, una fuerza política alguna vez poderosa que casi fue eliminada en las últimas elecciones de Sri Lanka.
El partido de Rajapaksa, que tiene mayoría en la legislatura, se ha ofrecido a brindarle el apoyo necesario para dirigir un gobierno.
La acción estudiantil del domingo se produjo un día después de un enfrentamiento similar cuando los manifestantes intentaron asaltar la residencia oficial de la era colonial fuertemente custodiada de Rajapaksa, donde se ha refugiado desde que miles de personas rodearon su casa privada el 31 de marzo.
Una escasez sin precedentes de divisas para importar incluso los suministros más esenciales, incluidos alimentos, combustible y medicamentos, ha provocado graves dificultades para los 22 millones de habitantes del país.
El gobierno solicitó el mes pasado al FMI asistencia financiera urgente y las conversaciones aún están en curso.
El país también ha dejado de pagar su deuda externa de $ 51 mil millones.
Su moneda se ha depreciado un 44,2 por ciento frente al dólar estadounidense este año, mientras que la inflación alcanzó un récord del 33,8 por ciento el mes pasado.