LONDRES: En un intento por evacuar a los ciudadanos restantes de Afganistán devastado por la guerra de una manera segura, el gobierno británico ha abierto conversaciones con los talibanes, según surgió el miércoles.
El gobierno británico envió al alto funcionario Simon Gass para reunirse con representantes de los talibanes en Doha, confirmaron las autoridades británicas a la AFP.
El primer ministro Boris Johnson ha sido criticado después de que se creyera que muchos afganos que ayudaron a la OTAN, y son elegibles para mudarse a Gran Bretaña, quedaron varados en Afganistán, donde están a merced de los talibanes.
Gass se está “reuniendo con altos representantes de los talibanes para subrayar la importancia de un paso seguro fuera de Afganistán para los ciudadanos británicos y los afganos que han trabajado con nosotros”, dijo a la AFP un portavoz del gobierno.
Es la primera diplomacia pública entre Londres y los talibanes desde que Gran Bretaña se unió a Estados Unidos en el gigantesco puente aéreo de más de 100.000 personas fuera del país tras la capitulación del ejército afgano.
Los talibanes se han comprometido a permitir que los afganos vayan y vengan frente a los llamamientos de la comunidad internacional para honrar ese compromiso en los días posteriores a la retirada de Estados Unidos el martes.
Más de 8.000 afganos que ayudaron a las fuerzas de la OTAN lograron salir de Afganistán y el gobierno británico dijo que se les daría un permiso indefinido para quedarse.
El ministro de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, también fue condenado por el opositor Partido Laborista por no abandonar inmediatamente las vacaciones en la playa cuando los talibanes tomaron el control.
Un ministro británico anónimo dijo al Sunday Times que creía que el Reino Unido podría haber evacuado a “800-1.000 personas más” en el caótico puente aéreo.
El gobierno de Johnson intentó extender el plazo de retiro de Estados Unidos del 31 de agosto, pero finalmente no logró persuadir al presidente Joe Biden.
Después de que los talibanes irrumpieron en Kabul a mediados de agosto, el primer ministro británico dijo que los talibanes deben ser juzgados por sus “acciones y no por sus palabras” e insistió en que Gran Bretaña no podría haberse quedado en Afganistán sin el apoyo estadounidense.