Una excusa común es que las mujeres panelistas son un poco más difíciles de encontrar; bueno, los organizadores del panel solo tienen que mirar un poco más. Los ‘Manels’ son una aberración cuando el tema que se está discutiendo concierne directamente a las mujeres, como los derechos sexuales y reproductivos. Los activistas juveniles tenían un lema, “nada sobre nosotros sin nosotros”; lo mismo se aplica a los problemas de la mujer.
Si queremos igualdad de género en las presidencias y parlamentos y otros puestos de poder, entonces ciertamente deberíamos poder tener mujeres en todos los paneles. No hay razón para dejar a las mujeres fuera de cualquier discusión, y hay muchas razones para incluirlas, ya que aportan otra perspectiva y plantean preguntas y problemas que los hombres quizás nunca hubieran considerado.
Una promesa de ‘no-manel’
Por estas y otras razones, en la ONU en Indonesia hemos hecho un compromiso ‘no-manel’ y, con nuestro aliento y el firme apoyo del Embajador de Canadá, hemos obtenido más de 40 embajadores, incluidos no solo los típicos naciones donantes, pero también embajadores que representan una amplia gama de países de todos los continentes, para unirse.
Además, altos funcionarios del Gobierno de Indonesia se han sumado a esta iniciativa. Sigue habiendo un interés considerable y esperamos que el número de embajadores, ministros e incluso directores ejecutivos del sector privado aumente en las próximas semanas.
ONU Indonesia está preparando una guía práctica y fácil de usar para ayudar a los miembros de nuestro equipo en el país, así como a nuestros socios externos, a evitar situaciones de coorganización o de hablar en un evento con un ‘manel’. Está claro que en ciertas disciplinas, hay muchas menos mujeres que hombres e, incluso con las mejores intenciones, es particularmente difícil identificar mujeres expertas adecuadas.
Aún así, no hay una solución milagrosa ni una solución rápida. El fenómeno de los ‘manels’ no desaparecerá de la noche a la mañana, pero la ONU sin duda habrá elevado el listón, aumentado el costo de descuidar las voces de las mujeres, generado una mayor conciencia pública y creado un efecto multiplicador hacia la normalización del discurso de políticas públicas con equilibrio de género.
La promesa de ‘no-manel’ a veces se interpreta como un golpe a los hombres. Nada de esto es para menospreciar los puntos de vista de los hombres, solo para señalar lo obvio y revertirlo: un panel sin mujeres es un flaco favor para el mundo de igualdad, libertad y paz que buscamos construir y necesitamos “.